Sicavs, facturas que desaparecen y recibos falsos aumentan cada día el agujero negro de las arcas del Estado.
Un estudio de TaxJustice Network estima que
la evasión fiscal en España s e lleva cada año 81.000 millones de euros
de las arcas públicas . Desde el ciudadano de a pie, hasta el gran
empresario aprovechan cuando el Estado no mira para hacer movimientos
por debajo de la mesa.
José María Mollinedo es portavoz de Gestha
(Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda) y afirma que «el tipo
de evasión depende del nivel adquisitivo del contribuyente». En otras
palabras, hay fraude de todas las tallas, para los peces grandes y para
los pequeños. Solo que unas hacen más daño que otras.
Un estudio del CIS realizado a finales del
año pasado, revela que casi las tres cuartas partes de la evasión fiscal
se localiza en las empresas de mayor tamaño , mientras que las pymes
generan e l 17% del fraude fiscal total . El colectivo de autónomos es
responsable únicamente un 8,6% del fraude en nuestro país. Pero, ¿Cuáles
son las fórmulas que más se utilizan en nuestro país para defraudar a
la Hacienda Pública?
Sicavs, la «trampa» de los ricos
Los fraudes en las altas esferas, ya no son
fraudes, sino operaciones de ingeniería financiera. Se trata de colar
miles de millones de euros por la grieta legal y estos casos ya no se
trata de evasión fiscal, sino de «elusión» fiscal, porque la operación
aunque ilegítima, es perfectamente legal. Las Sicavs, o Sociedades de
Inversión de Capital Variable son el fraude favorito de los ricos. Para
fundar una Sicav, hacen falta 99 socios y 2.400.000. Su principal
atractivo: que tributan solo al 1% y que sus beneficios pueden estar en
un 99,09 % en manos de una sola persona. Las Sicav tienen por su
naturaleza la obligación de invertir en activos financieros. Es decir,
deben comprar acciones, bonos, deuda pública o privada. Pero, ¿y si las
acciones que compran son de la empresa o el yate del poseedor del 99% de
esa Sicav? Esa empresa al estar dentro de la sociedad, tributaría ahora
al 1%, ahorrándose el 18 % del impuesto de sociedades por la empresa, y
el 21% de IRPF por las acciones. Además, la estructura de la Sicav
permite que los otros 99 socios posean solo el 0,01% de esa empresa, a
diferencia de lo que ocurre con los fondos de pensiones. En resumen, un
coladero de millones que es perfectamente legal.
Trueque de facturas
Falsificarlas, fragmentarlas,
intercambiarlas... Muchos empresarios juegan con las facturas como si
fueran cromos. Si por ejemplo se sustituye una factura de 6.000 euros
por tres de 2.000 euros, su tributación será más baja. Si una hipotética
empresa fabrica ventanas de aluminio para las oficinas de una supuesta
compañía eléctrica, esta puede corresponderle con la instalación
eléctrica en su central. Es fácil intercambiar las facturas,
considerarlo un favor mutuo y una vez hecho el trueque, hacerlas
desaparecer.
El reparto de dividendos
Es el fraude más utilizado entre las
compañías de tamaño medio o grande. Las empresas, sobre todo aquellas
cuyas acciones cotizan en los mercados reparten dividendos a los
poseedores de los títulos como una forma de retribución por los
resultados de cada ejercicio. El problema es según Mollinedo que « esos
dividendos muchas veces no se reparten» y parece que los grandes
accionistas «fueran una especie de ONG que solo realizan ingresos. Un
signo inequívoco de que ahí se está realizando fraudes». Al no repartir
dividendos, los accionistas se ahorran el 40% que puede llegar a suponer
el IRPF de los miembros de un Consejo de Administración. «Casualmente
esos socios reciben regalos o favores que compensan ese cobro».
El «con IVA o sin IVA»
El más recurrido y uno de los más
indetectables. A quien no le han preguntado nunca eso del ¿con IVA o sin
IVA? Según Molinero es «la más utilizada por los pequeños empresarios».
Cuando un comerciante vende sin IVA, no emite factura y oculta una
transacción que debería haber tributado a los ojos del Estado. En este
caso el comerciante se ahorraría el impuesto de sociedades (si tiene su
propia empresa) o el que grava la renta de las personas físicas (si es
un profesional independiente) y el particular el IVA.
¿El ordenador es para ti o para la empresa?
Un ordenador, un teléfono móvil un coche o
incluso un alquiler pueden usarse para trabajar o para el disfrute
privado. Y resulta francamente difícil para el Estado perseguir al
contribuyente para comprobar si les da un uso u otro. «Es muy común
comprarse un ordenador para la familia y contabilizarlo como si fuera de
empresa» , explica Mollinedo. Todos esos gastos pueden deducirse por
actividad profesional. El único secreto es no pasarse. Por ejemplo, no
es conveniente deducirse el alquiler del piso más allá de un 49% ya que
sino sería local comercial.
Los «casi» paraísos fiscales
Otra estrategia permitida por la ley
consiste en aprovechar las ventajas fiscales que otros países ofrecen.
Países como Andorra, Luxemburgo o las Antillas Holandesas, se consideran
paraísos fiscales y está prohibido realizar operaciones en ellos, en
cambio Suiza u Holanda con una fiscalidad muy baja, no son considerados
como tal . En Holanda, por ejemplo, las sociedades holding no tributan
nada por los dividendos y ganancias que les reporten sus filiales,
siempre que se tenga una participación mínima del 5%, lo que supone un
agravio comparativo respecto al resto de países europeos. «Son países
con una tributación "a la carta" y ese puede beneficiar a las empresas
españolas», explica Mollinedo. En la actualidad, el 90% de las empresas
que cotizan e n el selectivo Ibex-35 tiene constituidas sociedades en
Holanda.
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